22 noviembre 2008

Pasaba por Bélgica.

Tengo que admitir que los belgas me han hecho sentir como en casa. En la zona norte del país, Flandes, que es a la que fui yo, se habla flamenco, un dialecto del neerlandés (holandés); aunque todo el mundo entiende el inglés. El francés se habla en Valonia, la mitad sur del país, incluyendo a Bruselas.

El país en sí es muy pequeñito, poco más extenso que Galicia. Y por eso es muy fácil recorrerlo en pocos días. Las distancias entre las ciudades son muy cortas, los trenes funcionan muy bien y están a buen precio. La ciudad más bonita, Brujas.

Lo único que no me gustó del viaje fue que todos los monumentos cierran a las 5 de la tarde. ¡Hay que llegar temprano! Tened esto en cuenta si queréis acercaros hasta Bélgica.

Os cuento cómo me fue. Por cierto, el país está inundado de españoles. ¡Me los he encontrado en todos lados!

Brujas, la Venecia del norte.

Pues no gente, no me he encontrado con ninguna bruja o meiga por aquí. Realmente "Brugge", en neerlandés, significa "puentes". La ciudad está atravesada por un montón de canales y de puentes y se pueden dar paseillos en barquito por el centro. También en carro de caballos, o en bicileta, un medio de transporte muy utilizado en Brujas. Parece que estés dentro de un cuento.

Brujas es la ciudad más turística de Bélgica. Ha mi me ha parecido la más bonita con diferencia. Todo su centro histórico es medieval, con montones de callejuelas, placitas y recovecos y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.



Amberes, la Bélgica más vanguardista.

Amberes es la gran ciudad oculta de Bélgica. Cosmopolita, referencia de la fiesta, buen lugar para la práctica del shopping y con el puerto más importante del país. Tiene un espíritu muy vanguardista que me ha recordado a Barcelona.

Antwerpen, cómo veréis escrito en neerlandés si venís, es también la capital mundial del diamante. Pero no porque tengan minas, sino porque se importan para ser tallados aquí. Hay un montón de tiendas de diamantes y también se ven a muchos judíos, los principales impulsores de este negocio.

Me resultó muy simpático ver a los judíos por la calle. Se reconocían a simple vista. Con sus barbas y sus sombreritos típicos.

En Amberes pasó los últimos años de su vida el pintor Rubens, que tiene su propio museo en la ciudad.




Final del viaje, Gante.

Gante ha sido el destino final de mi corto pero intenso tour por Bélgica. En mi breve visita a esta ciudad, me he llevado una gran impresión.

La ciudad es preciosa. Su centro es increíble y al igual que Brujas, tiene también canales en los que se puede pasear en barquito.




Gastronomía belga.

El plato típico por excelencia son los mejillones con patatas fritas. Aunque no conseguí encontrarlos en ningún restaurante de los que ví. Tal vez porque las cartas estaban escritas en flamenco y sin fotos.

Obligatorio comprar chocolate belga. Buenísimo. El truco para pagar menos es comprarlo en supermercados y no en las boutiques que hay por el centro de las ciudades. Si os fijáis, podéis encontrar a mejor precio en el súper, chocolates que se ven expuestos en escaparates de muchas boutiques.

Cerveza. Muy recomendable probar alguna de las muchas variedades de cerveza belgas, bien de las más conocidas, o alguna de las variedades artesanales que se elaboran en cada ciudad.

Cómo llegar a Bélgica desde Francia.

La manera más rápida es coger el tren "Thalys" desde París hasta Bruselas y desde allí ir en otro tren a la ciudad que queramos. Aunque no es la forma más barata.

Lo que yo hice fue tomar el "TGV" desde París-Nord hasta Lille-Flanders, (Francia) y desde allí he viajado a Brujas en "TER", un tren regional. No tarda demasiado y se ahorra un buen pellizco.


18 noviembre 2008

Interferencias entre idiomas.

Pensar y hablar en francés durante estos dos últimos meses, me ha provocado una relación un tanto conflictiva con mi inglés, y es que durante todo este tiempo me encontraba completamente bloqueado para hablarlo. No me salía casi ninguna expresión. Intentaba comenzar cualquier frase en inglés y la terminaba siempre en francés.

Son las consecuencias de estar concentrado en aprender un idioma nuevo. Y no os vayáis a pensar que yo era el único al que le pasaba esto. La mayoría de mis compañeros, salvo ciertas personas que dominaban muy bien el inglés, me comentaban que tenían el mismo problema. Es como si el cerebro estuviese plenamente dedicado a construir las estructuras de una nueva lengua, en este caso el francés, y ello entorpeciese las conexiones cerebrales que permiten expresarse correctamente en otras lenguas extranjeras, en mi caso el inglés.



Al cabo de unos dos meses en Francia, mi mente comenzó a despejarse y a permitirme volver a hablar estos dos idiomas sin mezclarlos. En este momento, mi francés es ya mejor que mi inglés, como cabría esperar. Sin embargo, siempre que tengo la ocasión procuro intentar hablar un poco en inglés también, para seguir mejorando.


11 noviembre 2008

Otros rincones no tan conocidos de París.

París también tiene su "skyline".

Pues sí, en París también hay rascacielos. Sin embargo no son tan conocidos como los de otras grandes ciudades como Nueva York o Shangai, ya que París nunca se ha ocupado de promocionar este aspecto, debido a su rico patrimonio histórico y cultural.

Los rascacielos de París están en un distrito del extrarradio, que se llama La Défense, dónde se encuentran las sedes de las principales empresas de Francia.




Las cenizas de Napoleón.

Los restos de este controvertido personaje de la historia francesa se encuentran en un gran arcón de madera, que a su vez guarda dentro de sí varias urnas, unas dentro de otras. Se puede visitar en el Hôtel des Invalides, un edificio originariamente construído, para albergar a militares retirados y a heridos de guerra.




La plaza de la Bastilla.

La archiconocida Bastilla, tomada en la Revolución Francesa de 1789 ya no existe. Hoy en esta plaza hay un obelisco que conmemora la Revolución de 1830. También se encuentra aquí la ópera más moderna de París. La plaza no es peatonal, como siempre había imaginado; sino que funciona como una rotonda abierta al tráfico rodado.




En la plaza de la Bastilla tienen lugar numerosas manifestaciones políticas, y es el lugar tradicional de celebración de las victorias electorales de la izquierda, en Francia.


El Instituto del Mundo Árabe.



Diseñado por Jean Nouvel, autor también de la torre Agbar de Barcelona y de la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid, entre otros. Su diseño es muy peculiar, ya que se asemeja a un edificio árabe pero con un aire muy moderno. Sus ventanas son como las de una mezquita y se abren o se cierran automáticamente para dejar pasar la luz según convenga. Dentro hay un museo y un centro de documentación de la cultura árabe.


06 noviembre 2008

El barrio de Montmartre, París.


Delante del Sacre-Coeur, con París a nuestros pies.


Es el barrio bohemio de París. Está situado al norte, sobre una montañita. En la cima del Montmartre se encuentra la iglesia del Sacre-Coeur, construída en el punto más alto de la ciudad y con unas vistas impresionantes.

En este lugar, lleno de pintores y de músicos callejeros, y con la mayor concentración de cabarets de todo París, se rodó la película "Amélie".

Montmartre es además una de las zonas más económicas para salir de marcha de la ciudad. Todavía se pueden encontrar cervezas por tres euros.

El bar de Amélie.




El bar dónde trabajaba Amélie en la película se llama "Café 2 Moulins". Tiene el mismo nombre que en la famosa producción, y por dentro está exactamente igual, excepto que no conserva el estanco. Esto fue añadido expresamente para el rodaje. Podéis encontrar este bar en la rue Le Pic.

Estaba abarrotado de gente, y decir que durante los veinte minutos que estuvimos delante, haciendo alguna foto; vinieron a verlo dos excursiones distintas, con su propio guía.


El Moulin Rouge.





El cabaret más famoso de París y probablemente uno de los más conocidos del mundo. También con su propia película. No se aprecia en las fotos, pero las aspas del molino se mueven.


01 noviembre 2008

El Louvre.

Es el museo más emblemático de París, con obras de arte de civilizaciones de todo el mundo. A continuación os cuento un poco lo más interesante.



El Louvre y su famosa pirámide de cristal, por la que se accede al museo.


La Mona Lisa.


Sin duda lo más solicitado del museo. En una sala, hay un cuadro enorme que ocupa una pared entera y justo en la pared de enfrente está La Gioconda, que es un cuadro muy pequeñito pero que tiene toda una gran pared para ella sola. Está protegida por un cristal y hay una barrera de seguridad para que la gente no se acerce demasiado.



Expectación guiri ante la Mona Lisa. ¡Pero qué digo, si aquí yo también soy un guiri más!



La misteriosa Gioconda.


La Venus de Milo.

Otra de las obras más conocidas del Louvre. Un poco menos rodeada de gente que la Mona Lisa.



Abrázame, cariño.


Egipto.

Lo que más me impresionó del museo fue la parte egipcia. El Louvre cuenta con una gran colección de obras del Antiguo Egipto. Había de todo, hasta momias. Y además de momias de personas, las había también de perros, de gatos y hasta de un cocodrilo. ¡Increíble!



Un felino esperando a pasar a mejor vida.


Coincidendia con gallegos en el Louvre.

En la cola del ropero me encontré con un grupo de jubilados gallegos, que venían de Pontevedra. Y una señora, muy entusiasmada por que les hubiese saludado, me dijo: -"Dame dos besos chaval, que me alegro mucho de encontrar un gallego aquí"- Si es que, ser gallego es algo que se lleva muy adentro.